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Técnicas vitícolas de adaptación al nuevo escenario climático en el sureste español

El cambio climático está modificando las condiciones ambientales en todas las zonas vitivinícolas del mundo, siendo sus consecuencias de manera más acusada en las regiones del Mediterraneo.

Las altas temperaturas hacen que las uvas acumulen azúcares y degraden los ácidos de manera más acelerada que en condiciones normales, existiendo por tanto un desequilibrio creciente entre la madurez tecnológica y la fenólica en la baya.

Ante este escenario, debemos empezar a tomar medidas a corto y largo plazo que nos permitan luchar contra esta situación.

Dentro de las primeras estaría el uso de elicitores, sustancias que aplicadas exógenamente a la planta incrementan la síntesis de metabolitos secundarios entre los que se encontrarían los compuestos fenólicos. Nuestros resultados previos usando metil jasmonato y un extracto de orujo han sido prometedores por lo que en este proyecto se propone su uso con el fin de adelantar la vendimia y al mismo tiempo poder elaborar vinos con menor graduación alcohólica.

Por otra parte, entre las soluciones a largo plazo estaría la utilización de nuevas variedades.

El IMIDA inició en los años 90 un programa de mejora de Monastrell, cuyo objetivo era seleccionar nuevas variedades con mejores aptitudes agronómicas y enológicas en las cambiantes condiciones climáticas de la región.

En la actualidad, están en proceso de registro 5 variedades tintas y tres blancas. Además, se continúa con la selección de nuevas variedades resistentes a la sequía y otras con baja acumulación de azúcares destinadas a la elaboración de vinos de baja graduación alcohólica.

El estudio de la calidad fenólica y aromática de sus uvas y vinos en este proyecto, nos permitirá ofrecer al sector una herramienta que sigan haciendo de la viticultura una actividad económica rentable aumentando
además la oferta de vinos de calidad en el mercado actual.

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